Es posible la banalidad del momento cuando se consume el tiempo sin mirar a las costas de tus sueños, donde se levanta el oleaje que te corre por dentro.
Mas es cierto que creces en cada ola, cuanto mas grandes son, tu corazón mas se empapa y no se ahoga.
Está hecho de los retazos que te adornan y de los vericuetos de tus historias.
Ha aprendido a nadar, a recorrer ensenadas, a atender al instante verdadero que anda en la playa.
Donde juegan los niños, creando castillos, haciendo lo que mas aman.









