Canta un pájaro a lo lejos y se ve un vergel de palmeras con sus cocos, un pozo con su brocal, huele a jazmín y tu sonrisa única es la flama que inunda el cielo con tu respirar y amar.
Si volases a la cueva de nuevo, perderías la perspectiva, no mires atrás, tus pies te llevan, tus codos vuelan al unísono, quieres andar, descalzo sintiendo la arena al pisar. Ves con tus ojos, cerezas, amapolas, sangre correr, la tierra palpitar y volver a nacer es siempre tu esencia.
De la cueva a la primavera, con árboles frutales, floresta llana, singular y tan real, escandalosamente bella que te envuelve entre mariposas y abejas.
Miel en tus labios secos queriendo besar el momento, centrado en el instante en que el hilo pasa por la aguja hilvanando el destino.
