Vuelas entre los huecos de las nubes, viendo lo eterno frente a ti.
Nubes blancas en los ojos implorando paz.
Sueltas lastre y subes tan alto que la tierra desaparece a tus pies.
En esa visión intensa, el pasado se retuerce para acabar yéndose, inexistente.
Y entre los huecos del cielo bailamos, damos pasos antes inimaginables.
Un salón de baile la vida que resuena dando magia a este instante que parece el último.
No hay ausencia aunque las nubes tapen el cielo nosotros siempre nos encontramos.
Bailando, amamos y volamos hasta la próxima canción.

Vuelas entre los huecos de las nubes, viendo lo eterno frente a ti.
Nubes blancas en los ojos implorando paz.
Sueltas lastre y subes tan alto que la tierra desaparece a tus pies.
En esa visión intensa, el pasado se retuerce para acabar yéndose, inexistente.
Y entre los huecos del cielo bailamos, damos pasos antes inimaginables.
Un salón de baile la vida que resuena dando magia a este instante que parece el último.
No hay ausencia aunque las nubes tapen el cielo nosotros siempre nos encontramos.
Bailando, amamos y volamos hasta la próxima canción.

En las crestas de las olas tu amor se enamora de verdades, de signos, de geometrías infinitas.
La sal del agua inventa sabores desconocidos que como un enjambre de luciérnagas buscan la luz.
El rumor del mar llena los sentidos.
Caracolas en tu pecho descifran la vida que fluye ligera como el agua de mar.
Invencible eres, el mar en la orilla de la playa, espera que cumplas la bella misión.
Crecer y amar.
Aprender y empezar siempre empezar, con lo aprendido nuevas fortalezas construyes.

Adivinando lo escrito que hay por el camino, con pinzas a veces cogido.
Flores entre el cemento demostrando que todo es posible, que los muros se rompen cuando crees en la mariposa que vuela convertida en su máximo ser.
Relaja tu frente, mira con ojos abiertos, crece frugal en este verano ardiente.
Hacia la línea indivisible de tus fronteras, donde humea la vida.
No postergues más el dulce sentir de tu corazón.
Lánzate y en cada paso descubre quien eres, que es lo que en tus adentros te sorprende, para bien amor.

Tormenta reclamada y anhelada que despiertas con el viento las mas frías piedras.
Que cuentas en susurros para luego gritar, lo que late en la tierra o la carne en la que caes.
Beligerante con la indiferencia, con la pasividad, con la incongruencia estallas resplandeciente, como una Diosa.
En tu engranaje giros metálicos y luces de neón recorren la noche desencadenando al dragón escondido tras la puerta.
Sus ojos encendidos miran tan dentro que el olor a tierra mojada trae envuelta una fragancia vital y ancestral.
Regalas la generosidad de las gotas de lluvia, el ruido que despierta el alma invadiendo la monotonía, mezclando una nueva melodía que nace imparable.

Respiras y andas.
Vuelas y besas.
La vida en verbos sucediendo imparable todos los días y juegas como los niños sino no merece la pena.
Despierta y luego duerme así tu corazón se renueva y es capaz de todo.
Capaz de subir la montaña y ver las flores hasta ella para poder repartirlas a quien no tenga.
Capaz de temblar y no pasar de largo al ver luz en tantos ojos de gente buena.
Hoy buscas y encuentras, sabes y te atreves a dar la vuelta al ver la belleza en cualquier rincón.
Renaces de tus semillas hasta el sol.

Conjuntadas y unidas en una manta aterciopelada las estrellas te miran e interpelan.
Buscan su brillo en ti y te zarandean cuando no te das cuenta.
Esa luz te ilumina por dentro, por todos tus costados y flemas.
Así soñando en la cama de noche eres ellas, eres lo que anhelas en el día, no hay barreras.
Estrellas intrigantes y bellas que brilláis en el corazón cuando la razón expulsada se va a paseo.
Parecíais inalcanzables, pero lo que el cielo muestra la tierra refleja, en el espejo del alma que vuela.

Suelo mojado con los apuntes de tus pensamientos empapados, borrando letras.
Las gotas que caen despiertan a los duendes dormidos del bosque.
Resuenan con sus notas los acordes de una historia que se refresca para escribir nuevas odas.
Hay estrellas como gotas a tus pies enlazadas uniendo la madeja cuando duermes.
La sed se afloja con el agua de la tormenta y te descubre islas con volcanes.
Un rayo en tu pecho que vislumbra un buen augurio, con un olor a lluvia que todo lo impregna de fuerza.

Tempestades que mueven los hilos, brillando en sus olas tus sueños.
Fuegos que emocionan tironeando de todas tus partes.
Flagrantes fuerzas que nacen impulsando la verdad que late sin cesar.
Equilibrios irracionales que llegan mostrando caminos libres, donde la arena es limpia.
El viento te impulsa, te invade el momento despierto, elevándote al cielo.
Un volcán tu corazón que se esparce llegando al sol e infinitas señales se muestran.
Un placer la vida única, intrigante y siempre nueva.

Abriendo el corazón destellan en otros infinitud de rosas regalando belleza infinita e incansable.
Ángulos de luz que despiertan rincones antes desconocidos donde se escondían tesoros.
Un arcoiris de sensaciones que suben hacia el cielo y que llevan atados los sueños de cada día.
Descubres que hay algo nuevo en el aire que se filtra para darse en cada instante.
Que escribes a poco, a trazos a veces no muy legibles grandes hazañas, cuando respiras y tiembla tu corazón.
Dejando pasar vanidades, viendo las flores que crecen por doquier en el camino, capaces de traspasar el cemento.