COLIBRÍ

Allí donde se pierden el mar y el cielo, es el lugar donde no hay pensamientos.

Hay un colibrí cantando, de rama en rama, baja al suelo y revolotea con sus dulces alas alrededor de ti, despertándote, horadando en tu corazón un resurgir.

En el silencio animado por un viento suave, suenan las claves, debajo de las piedras, tras la hierba seca, donde nadie se fija, aparece el verdor del campo, aparece el agua refrescando, animando.

Sed que se apaga, tras eternos desiertos, en los que siempre agudizas ingenio y sentidos, vas de hormiga a gigante, tocando el cielo.

Sí, tú, héroe travieso, aunque ahora lo diga un pensamiento.

FUENTE

Fuente, chorro inaudito de vida, refresco en la sed, unicidad interior, albergue y refugio de horas en la incertidumbre, estancia divina, índice del corazón, transmutación, ingesta necesaria, prolongación del camino y allí en ella te bañas encontrado al niño, al héroe perdido que se refresca, desaparece el quemazón y en la fuente el descanso es tan real que quieres invitar a todos los que por un instante la vislumbran, a probar.

Fuente, gotas del corazón que continuamente se revierten para empezar de nuevo, te caes, bebes y te levantas, con un espíritu nuevo y fresco, como un juego de niños.

¡¡Bendita fuente!!