Juegan los hilos haciendo el tapiz de tu vida, pero el creador innato eres tú para mal cuando los colores oscurecen el camino y para bien al irrumpir la luz en tus poros con esa claridad innata que hace latir al corazón, al son de la inconmensurable vida.

Puedes observar al guerrero que eres con ojos llenos de amor, porque la vida te ama aún con todos los chicles pegados cada día que son tan molestos, aún así al levantarlos tú pisada provoca un terremoto que cuando llegue el silencio, después del ensordecedor ruido te indica la verdad, del juego de la vida de los hilos que la mueven. Amor…,amor juega siempre juega, al juego de los niños, que es el del principio.

Impertérritos tus ojos buscan la luz, que bien se deja ver en las estrellas. Un cielo punteado con millones de estrellas mirándote, que pequeño les pareces, por eso su ternura mirándote a ti, solo por haber sido capaz de encontrarlas. Algo se te enciende, en el corazón una estrella se te ha acomodado y silbando llama al resto que van rellenando tu cuerpo y el día que había sido tonto, tonto, se acaba para dejar pasar a la noche estrellada que te abraza y se da cuenta de que tu atención en algo bello te ha elevado a estrella.

¡Súper “star” !descansa y pide tu intención que como ya eres una de ellas, puedes hacerlo. Y el que no puede es el caracol, que vuelve a su casa por la noche que no sabe que lleva encima, tras un día tonto, tonto. De caracol a estrella, habrá que estar atento al cielo para llegar.