Se cruzan en el viento los vestigios de los sortilegios amados y fuertes, que como collares conforman en ti el cielo.
Las nubes son tus pensamientos que chocan entre ellos y así se forman las tormentas que con sus relámpagos lucen por ti entero y los rayos tronando en tu cabeza.
Huele a lluvia en tu cielo, que olor que serena las encrucijadas, que te hace flotar etéreo y llegas a ese lugar que anhelas.
Llegas por ser tu lugar, tu tesoro escondido que ahora reluce llegando a esos infinitos campos, que son los que siegas todos los días y te dan su alimento.