Flores, primavera, amor de verano, nieve en la montaña, calor en el corazón y la avalancha de emociones recorriendo el cuerpo de palmo a palmo. Ternura intensa cuando en el viaje ves donde quieres ir. Viajero incansable de la vida, cuantos caminos y uno certero que siempre te hace sentir bien, el Buen Camino…

Frecuencias que cantan como las sirenas, como los pájaros contentos y las abejas van directas al centro de la flor al polen verdadero, así te sigo, llévame viajero incansable de mi corazón.

El agua limpia las piedras del río, del polvo que tenían al subir su cauce, las ahoga en un gran frescor, en tus pensamientos quieres tumbarte a su lado totalmente desnuda y refrescarte como ellas, sigilosamente lo haces y tus pensamientos se ahogan en el agua y se van a no sabes que mar, dejas las preocupaciones correr, no saben nadar, ni flotar, ni vivir sin estar contigo, así se ahogan y tú tranquilamente sin agobios las dices adiós. Tu boca sonríe y el río crece y te lleva a la orilla, liviana y sin tanto peso las piedras tuyas cayeron al río para limpiarte y marcharse.

Y dices, gracias lluvia, gracias nieve por limpiar mi cabeza de algas malolientes y negros fangos, maravillosa naturaleza.

Cuando se unen varios cabos de la vida de cada uno y estos se mueven como las olas del mar, inequívocamente se está cerca de algo importante. Entonces recuerda cuando estás en volandas con tus cosas, sentimientos y afanes y vuelas alto, observa ese silencio que te apunta y sé lo que tanto late en tu corazón, al descubrir un yo que no eres tú sino que es un nosotros universal, así pues paz y amor.

Unicidad, en el cielo con las nubes paseando libremente, cambiando de forma en continua evolución. Obsérvalas en momentos de quietud donde piensas ¿ quien soy? y todo se para como si fueras el sol, sí alguien importante y eso cada dia debería hacerte despertar del sueño para que retomes la importancia de tus acciones con todos y todo lo que te rodea. Eres un punto de luz, que resplandece con tantas luces como tú quieras unir a ti. El sol en su mayor éxtasis se ve reflejado, en ese espejo de lucecitas unidas por hilos invisibles con tanto amor que no hay palabras. Paz del cielo latiendo en el corazón y la vida encendida.

Un nuevo año y giras tus pasos, coges las guías del corazón y entiendes que otro mundo se marca en ellas. Parece mentira que lo que estaba tan lejos, esté tan cerca y con menos lucha, ha cambiado la configuración de lo importante. No hay porque destacar o enfatizar sino observar con ojos de lince y dejarse tocar por la brisa de invierno y ver que todo es más fácil: comer saboreando el bocado como si fuese la última comida, cantar y bailar para sentir la vida, tocar y acariciar a tus seres queridos, escuchar y aprender que la razón no es tan importante sino más bien el susurro del amor en todo.

Un nuevo año para andar, crecer y ser mejor en cada intento y si vamos juntos de la mano, el universo sonríe y todo se confabula a nuestro favor.

Naces en nuestro corazón, sin filtros, ahogando al miedo, retirándolo, arrastrándolo y en el campo de nuestras mentes crecen amapolas que se mueven al compás de tu divinidad. Y el corazón lo ve todo y palpita de alegría abrazando a todos y el mundo se enciende llegando tú …( no ponemos mayúsculas por TÚ gran humildad) luz a los confines, sin reparos, con la fuerza que siempre está y estará, el gran amor convirtiendo a la piedra en árbol, a todas las altas montañas, un señuelo llega.

Tú luz cruza el mundo, engalana la tierra y la comida rebosa en todos los hogares, al cruzar el umbral, despertamos, reímos y amamos, somos los niños de un bello universo lleno de amor. Nosotros somos Tú.

Eres la buena nueva siempre, aunque no lo veamos, tú siempre nos vuelves a encender de amor y nos unes y así por un instante entrelazamos nuestras manos de hermanos, como esa bella canción de la infancia y la Paz nos inunda ocurriendo todas las cosas buenas que habíamos soñado.

¡Maranata! ¡Maranata¡ ya llegas, ven paz del cielo azul, del silencio, del gran amor y despiértanos.

Raíces profundas penetrando en el ancestral istmo, donde se llega a atisbar banderas de paz, con palomas blancas en sus mástiles, que en un silencio único vuelan hacia el cielo azul. Se abren grietas, logrando un desequilibrio en el que se buscan las pepitas de oro incuestionables de la vida, hay tantas, eres tan rico y los leprosos quieren tocarte para que las compartas, para sanar.

Reza tu oración, una flauta con agujeros es el corazón, bonita melodía, la de todos.

Que intriga, que paleta de colores, que vida, si pintas monas, nada hiciste y sin embargo si creas con lo que escuchas entre los agujeros del corazón ya puedes sonreír y tocar el sol.

Conmoción, montañas cayendo, rios anegados y entre tanta desolación crece un verde intenso entre el cemento.

Se abren compuertas que por el óxido del tiempo, gruñen para dejar salir toda la fuerza del agua hacia el soñado mar y en su camino remueven todo , limpian, desbrozan y su paso es hacia la libertad, soñada, querida y amada.

Y de guía las estrellas que con su impresionante luz alumbran el camino escondido entre la maleza, los huecos y las trampas. Vida soñada, vida anhelada, sólo estás aquí, ni antes ni después.

Se alinean los planetas, fugaces estelas en el cielo muestran algo pero si miras desaparece. La flecha cambia de dirección cuando la ves, por eso para que no se escape, como los pajaritos cuando abres la ventana, hay que observar al que observa y ese eres tú, la flecha se da la vuelta y te apunta, al corazón, a la cabeza, al esternón. Y te hiere y caes enamorado del amor que infraganti te encuentra mirando a otro lado. Que alegría estás cerca del final del acertijo o no… esto acaba de empezar.

Entre dos montañas un abismo y en sus cumbres un árbol de magníficas ramas de las que cuelgan frutos que no conoces.

En el fondo del abismo parece que algo brilla, entre la enorme oscuridad, bajas unos pasos y tus pies se hunden en una tierra orgánica que parece ser es la que tienen los árboles de las montañas, con esos frutos exóticos. El aire se enrarece y tu respiración no es tan buena, unos pasos más y ves que es una llave ese brillo que te atraía, la coges y se pega a ti como un imán ¿ que abrirá? Subes hacia las montañas con ella a buscar el tesoro y el aire ya es otra cosa, notas que la respiración vuelve a su estado normal y que bajar y subir te ha despertado, que las montañas te esperan y para el tesoro ya tienes llave, pero que valiente aprendiz de vida.