En un despertar titánico, donde todo se vuelve bello, hasta las raspaduras por caídas engrandeciendo lo pequeño.
Se abren cielos nuevos con nubes de pensamientos que saltan emocionados y vivos correteando como niños.
No son replicantes, son tan auténticos que crean fuegos alrededor de la inercia.
Su lava recorre imparable las montañas del corazón que late alegre por esta invasión.
Que deshace el esternón del desanimo y con el sol en la nuca, sientes un sol interior.
Importante cambio acumulado y arrullado por la nueva versión que cantas.