Inmerso en las vanalidades del mundo, anestesiado con sus formas, estás varado en un mar incongruente añorando que te rescaten. Entonces una ola inmensa y gigante te descoloca y empapa, casi te ahoga y con su fuerza te hace despertar y admirar un nuevo mundo, es un sentir distinto que te regocija como un niño.
Ríes jocosamente en lo sencillo, admiras el vuelo en “v” de los pájaros, que señalan nuevos puntos de luz y las alas crecen en tú interior y te elevan con ellos.
Se apostilla un deseo de caminar y descubrir latidos fraguados hace milenios que derrochan la inmensa verdad de porqué estás aquí. Amén.
