Entrega el testigo de otras tempestades que ya no son tuyas, que han sido vencidas atravesando tinieblas y lagos pantanosos de cocodrilos inmensos que no pudieron contigo, entre ellos ahora se pegan dentelladas.
Abandona la masa densa de lodo que te incapacitaba para andar, recréate en el momento en que ligero andas en el camino tatuado en tu espalda, desde que llegaste aquí.
Lo has presentido siempre pero prisionero estabas hasta el punto de dejar pasar esos latidos que siempre has escuchado y que ahora te interpelan, te deslumbran como ráfagas al ver el movimiento inconsciente de una fuerza inaudita que lo llena todo.
Caen las hojas y al rozar el suelo, escriben en la tierra tu historia y el olor a ella te descubre vivo y despierto, la anestesia no entiende porque sales de tú encuadre, no se ha dado cuenta aún que se han encendido las estrellas y que el sol bombea tu corazón estrepitosamente.
