Entre la maraña de ramas entra la luz, aunque parezca que no, está, dando vida a lo que debe salir, a lo que debe ser visto, aunque la hojarasca lo esconda.
Cientos de semillas expectantes, están, para hacerse ver y lentamente crecen llegando a su plenitud.
Llega un haz y las despierta, poco a poco se desperezan, se alinean como estrellas, en la profundidad del bosque que conforma tú vida y la de todos.
Es el momento, cuando se para el tiempo y las ves, una alegría infinita te recorre de palmo a palmo.
Despiertas del letargo y del sueño profundo aportando frutos que han madurado.
Belleza que resucita, regalo embebido que se abre, flores que flotan en un estanque de AMOR.
