Intensas lluvias cayendo por los prados, laderas y montañas.
Toca el agua a su paso todo, no hay un resquicio que quede mínimamente seco porque su causa es remover y refrescar.
Ramas partidas y piedras alocadas corren vertiginosas hacia el río formando en su devenir nuevos surcos y la lluvia impregna, remueve y recrea nuevas formas.
El corazón despierta ante el espectáculo, sintiendo, que ante la nueva perspectiva las acciones que tome serán distintas, antes dormía sin saber con drogas superfluas pero la lluvia ha despertado en el una fuerza titánica, un fuego que no se puede apagar y que envuelve su verdadero propósito por siempre y así será.
