En el mar de olas aprendemos a nadar, a equilibrar impulsos, a renacer de las caídas, a crecer, a mirar con ojos de halcón lo que realmente importa.
Un cielo de estrellas, una luz en el horizonte, un idílico beso en la frente que despierta al viajero dormido, al caminante perdido, al ser soñado que eres y con una fuerza inédita hundes tus pasos en nieves profundas hacia la montaña.
Conquistas pedregosas laderas, caminos oscuros, bosques espesos sigues señales que el nuevo héroe despierto en ti ve sencillamente, sin esfuerzo.
Así conquistas el fuego de tu corazón y la vida te silba al oído bellas canciones, contándote su esencia.
