A la fortaleza gritas, para que de salto en salto te eleve a ese hueco de paz donde canta un pájaro y desnudo te bañas en el río.
Y en la infinita calma suspiros de amor y sangre corren por las venas, el sol en su esplendor, un cielo radiante azul e intenso te atraviesa, te gira y en ese mareo ves tu vida.
Ahora la brújula apunta certera, hay días y días.. pero tú ya sabes a dónde vas despierto, sereno y auténtico.
Al gritar tu fuerza despertó y ya es imparable, resquebraja la tiniebla y deja entrar la luz, a tu mundo, al mío, al de todos.
¡Bendita luz!
