Surge el mar, olas gigantes batiendo contra la ensenada, removiendo la tierra, despertando al dragón.
El agua se filtra, los diques no aguantan y en esta ruptura de la calma rota , el viento devana los sesos para hacer trasplantes en la cabeza.
Las algas, la sal disputan la atención y los pies intentan buscar el equilibrio en vano, intentando todo el cuerpo zafarse del oleaje para llegar a salvo a la orilla.
Es un sueño pesado, enjuto que en esta marea de encuentros hace correr la imaginación que como una cometa intenta vislumbrar la orilla y recomponer la calma del corazón agitado.
Debajo del agua una batalla entre tiburones y delfines ¿quién será el ganador?
