Montaña escarpada voy con mis trampones decidida hacia ti.
El viento gélido en mi cara quema mi piel pero el pálpito de mi cueva interior me eleva a cada instante con más fuerza, que sale de bosques donde los lobos aúllan canciones que me animan.
Hielo, dudas deshechas refrescándome ya no queman, por una fuerza divina se transforman alimentándome y la montaña me espera firme y gloriosa.
Cumbre del corazón postrado ante la belleza de los abismos de la vida.