Unicidad en lo alto, en el viento, en el eco de tu nombre haciendo estelas por el universo. Letras claras escritas a fuego en la desafiante montaña, en las crestas de las olas y en el oasis de el desierto, de tú desierto.
Razones que pululan con las libélulas en la orilla del río y en su fondo son la verdad llena y grande sin apariencias.
Los cantos rodados sin aristas de tanto golpear en ese fondo y ves los ánades tranquilos, nadando sin prisas, solo mirando el bello paisaje de este otoño.
Cae la noche y una luna inmensa se refleja en los ojos, con su blanca luz ve en este remanso lo que mañana por la mañana serás capaz de hacer.