Interpretando los senderos, por los que caminan los pies descalzos, en el encendido corazón.
Rompiendo las lanzas que cierran el paso y quitando la maleza con una súbita rabia, aparece el tesoro escondido debajo de ingentes cantidades de tierra.
Cavando con un pequeño tenedor, por fin sus rayos todo lo inundan y por un instante se para el tiempo y se unen las piezas del puzzle.
Ahora eres el espíritu de la mariposa que no necesita posarse y vuela libre, entre los rayos del sol.