En un continuo hormigueo buscando el pedal de una bicicleta estática que no te deja avanzar.
Podrías buscar el movimiento de tu corazón, sin necesidad de hacer lo que no haces.
No duermas mientras todo ocurre a tu alrededor, los rayos de sol que te tocan, una brisa de viento ligera que te refresca y te invade.
Tus huesos despiertan al caminar, la inspiración se filtra por tus poros y el sudor te hace crecer como un gigante, como la fiebre cuando eras niño.
Así los dedos de tus pies sienten la inflamación de aventura pisando con esa fuerza que desvela el camino.