Rocas que se fracturan por donde se cuela un aire limpio y nuevo, que llega hasta lo mas hondo y profundo.
Creciendo lianas desde esos estratos nuevos hacia la luz infinita del sol, haciendo despertar del letargo al gigante.
No hay luz artificial, todo es vivo y natural, tierra abonada por circunstancias y experiencias.
Se desgarran antiguas vestiduras en este crecimiento fundiendo miedos que ahora se asimilan y aceptan convertidos en frondosas capas de césped, por las que caminar.
Transformando al eterno rival que te abraza en lugar de herirte, que te admira por encender luciérnagas en la oscuridad.
Un volcán siempre la vida.