Guiños en el corazón, cada vez que tus manos se hunden en la faena de la tierra rebosante de vida.
Cada vez que vuelas con tus sueños ensortijados a tu espalda se funde en ti el sol.
Por doquier lucecitas que prenden volcanes deseosos de desbordarse por las laderas más intrinculosas.
Que llegan en el segundo exacto únicas, abiertas a una nueva mirada.
Donde la vista cambia formas y colores, provocando un nuevo sentir que transforma todo en un bosque idílico.
Hablan hasta las piedras y crece una plenitud que invade el alma y el tiempo se para en tus pestañas.