Reverberan entre los surcos trabajados los brotes esperados, con el frenesí y pasión de todo lo que nace.
Crecimientos que ocurren cuando ves el arcoiris surgir de las piedras, con esa fuerza imparable que se desabotona dando lo mejor.
Vibran todos los poros, tintinean las gotas de rocio y entre tanta vida , con sus claves resurge el amor,
único e inmenso abonando la tierra yerma.
Una luz nueva, en los bosques y selvas que cruza del cielo a la tierra y la belleza crece imparable entre las malas hierbas.
Naciendo de este instante efímero pero profundo la amada inmensidad del mar y de la montaña más alta.