Amor, amor…, amor amado e intenso que circulas por las venas como un tren sin frenos.
Que derrotas cualquier batalla, que creces impetuoso, fuerte, arraigado en el corazón que tiembla.
Que derribas las torres del egoísmo, para construir puentes que unen la infinitud del universo con la mezcolanza de los granos más pequeños.
Los más importantes por tan ínfimos.
Tú que abrigas del frío, que creces siempre imparable, amando el instante.
Que te buscan todos aunque a veces no todos te encuentren, solo los que al final no mienten, ni temen.
Eres tan grande, que mire donde mire estás, aún en la tiniebla más oscura pegado a la sombra de mi figura.