Reflejos en las gotas, que como espejos te miran, constando que existes con mil formas, que estallan en tu cabeza y corazón.
Una primavera que crece pletórica, incipiente naciendo al sol, que enciende luces en la sombra.
Caracoles recorren la hierba húmeda, la tierra empapada y como antenas recogen señales.
Olores que impregnan el aire de lavanda y tomillo despertando el duende acostado de tus entrañas.
Se abren las posibilidades en cada flor nacida, encontrada y amada.
El inciso de un rayo de sol apuntándote, descubriendo raíces clandestinas, que entre amapolas te hacen renacer.