Un jardín nace en ti, con rosas carmesí, soltando con su fragancia, verdades oníricas.
Alborotando a las voces dormidas que cuentan un cuento, que nace de dentro.
Pegado al corazón, abotonado por tus espacios, intersticios únicos y unidos donde crece el jardín.
En la fuente rebosan nenúfares y se pasea la gracia de la vida resplandeciente.
Que corre por tus surcos recordando la obra, que quiere mostrarse libre.
El aire se cuela y las fragancias crecen y con ellas tú vuelas hasta el bastión imposible.