Arrumacos en el cielo de la cabeza pensante, cuando el sol con su luz inunda su palacio.
Cuando la luz destruye la cueva y muestra, en sus rincones, velas encendidas de prodigiosos talentos.
Esperando estaban ahora firmes y eternos, los sientes que quieren salir.
Un encuentro idílico que aparece en este sueño, susurrando los bosquejos de lo que está como el aire penetrando dentro.
Tan dentro que no hay espacio, no hay hueco sino para amar por encima, por lo alto, por el cielo.
Compartes tu regalo y las estrellas a tus pies caen a cientos, enamoradas de tu inmenso cielo.