Un esbozo que invade la selva de tus pensamientos, de las culebrinas que suben y bajan al pozo interno.
Donde en sus aguas tú eres lo más perfecto, al mirarte ves las estrellas que cruzan el cielo.
Se para el tiempo, solo existe esta hoja que cae lenta al suelo rozando inquietudes que despiertan del sueño.
Sí cae, para romper lo cotidiano, lo ralo, lo superfluo.
Poco a poco encajan las piezas que modelaste con amor, se dilata todo lo bueno.
El pozo alimenta las flores que crecen a cientos, como un campo de amapolas, en cualquier primavera soñada.