Brilla el sol radiante, intenso y libre, con su luz despierta a las entrañas de la tierra, que está atenta.
Donde había sombra ahora hay un haz de luz que se cuela ligero, alumbrando tenues rincones de perlas preciosas.
Cada una es un don, que aún espera, a que alguien se de cuenta, que la vida regala grandes gestas.
Unas mas frías, otras más cálidas, pero en todas las perlas esperan ser descubiertas.
Cuando descubres los caminos sin atajo que te encumbran hacia la mas increíble posibilidad, se funde el piloto automático.
Así te elevas, como el sol libre, abrazando todos los giros que te da la vida.
Las perlas siempre están, la tierra palpita con ellas.