Donde crees que no hay nada, están las clandestinas fuerzas, que son capaces de erguirte hasta el cielo.
Pareciera que quisieran ser encontradas, cuando la sed mata y ahoga tu garganta.
Surge la luz, iluminando las antesalas y salas que rodean la casa, claman los goznes, caen los candados.
Hilado desde tiempos inmemoriales, el devenir justo de la vida, enciende con esta luz el camino.
Tus pies descalzos sienten la tierra, los árboles te abrazan y sus raíces se unen a las tuyas, anudando las fuerzas.