Unas manos al aire, apuntado al sol, dejando la cordura de lado, dejando la inquina en el vaso.
Impresiona la luz, cuando la mariposa aletea y vuela mágica y libre.
Cubre el sol tu cuerpo entero, solicitando su amor y las rosas no paran de crecer.
El jardinero se pierde en este paraíso de sol y flores, modelando, creando infinitas formas de sueños en cada flor.
No sabía que había tantos, pero el sol les dio luz y ahora salen de tus manos.