Si la vida te besa mírala sin pestañear, como si fueras un niño empezando a jugar.
Ella te amasa por dentro, te recompone de los tropiezos, busca lo que todavía no das.
Una fortaleza inusitada te embarga, suspiras, para coger carrerilla antes de volar.
Ha sido descubierta en pos de la verdad, que late sonorosísima, que brilla en el lago más oscuro, que se eleva al risco más alto.
Las migas de tu corazón se unen formando un pan, que da de comer a quien tú quieras invitar.