Nubes amontonadas en el cielo, rubricando pensamientos que se enredan.
De tanto hilar en la cabeza, no ves lo efímero y sencillo que canta el viento.
Que se cuela en tus oídos y tararea, las notas que te demandan.
Así despiertas para pintar la obra que te truena y te enfoca como un faro en el mar de tus olas.
Deja salir toda esa fuerza en colores añiles, rosas y violetas.
Y si el atardecer te lleva a la playa que tú sueñas, juega, solo juega.