Se desbordan ríos en tu interior, cuando al palpitar tu corazón descubre el nacimiento de lo invisible.
La curiosidad picotea, está atenta, febril e incandescente, en esos lugares antes yermos.
Y cae la luna a tus pies, enfocando, dirigiéndose, directa al blanco.
Y se allana el camino, al impresionar lo sencillo.