Se encienden fuegos en el cielo por si te falta la llama en algún momento.
No hay excusas hay tantas antorchas dentro, alumbrando las cavernas, donde los tesoros aguardan, a qué alguien los destape.
Empieza el juego, que te lleva al bosque de terciopelo, al mar azul verdoso, al cielo eterno.
Con un chorro de luz que te invade por dentro, se esfuman, los pensamientos sombríos y renacen los ciertos, los inconmensurables, los mas locos y bellos.
Rozas el cielo, destapando tus tesoros, las llaves estaban muy cerca de ti y ahora eres su dueño.
Entre ellos había una caja llena de besos, sonoros y tiernos.