Se abruma el cielo, con tus piruetas de cada día, eres un artista con ingenio, distinguido por ser grande con las hormigas del suelo.
Mezclas todos los torrentes que te llegan, sobre todo ahora que cae la lluvia fuerte en el suelo.
Crecen en ti musgos, flores, una campiña en tu pecho.
Rebosas y refulges, como nace el trigo en el campo entero.
Tu fuerza anima a otros a regalar campos, que crean círculos, cada vez más grandes y extensos.
La tierra crece verde, cuando el cielo llora en tu pecho, de alegría, de vida, de éxtasis.
Estás registrando señales y ecos, profanando el aburrimiento, el no estar y perder el tiempo.
Sales y entras como si fuera un juego, tu brújula se orienta, parpadeando en este instante eterno.