En un mar inmenso, nado a tu encuentro y mientras llego, medusas envenenan mi cuerpo, soltándolo lento.
Solo tengo que llegar a ti, pero me entretengo, me pierdo y el veneno, empieza a hacerme ver visiones en este desierto acuático que me invento.
Me expongo al sol y al viento con tal de entrecruzar contigo alguna puerta del templo y secarme del temporal que azota mis pensamientos.
Confieso que soy una gota, perdida en un mar, pero afín a mis sueños, que todas las noches tamborilean, para asentarse.
Al fin esta noche se hace luz, el silencio adivina que ya no hay veneno.
Tus besos me curan todos los males, aunque sea en un sueño, de tanto repetirse se hizo real y tiemblo