Enfoca tu atención, en el relámpago que cruza el cielo, si lo miras con ojos de halcón.
Haciendo una rúbrica en tus entretelas y con el filo de su luz, graba en ti, a fuego la pasión.
La vida te recorre por todos tus filos, no seas espectador, cógela con tus manos y ofrécela al sol.
Vibra tanto, como un despertador, que te remueve y empieza a cocerse la magia en tu interior.
Sale poquito a poco, despacito, para saborearla en todo su esplendor, en toda su magnificencia y amor.
Es azúcar, deshaciéndose en tu corazón.