Puedes flotar, sintiendo el viento en tu cara, tan puro, haciendo equilibrios con tu persona.
Este aire etéreo que te fortalece y renueva, viene de la costa de tu isla privada.
Has encontrado un resquicio, un agujero que no es negro, por donde entras y sales cantando al universo.
Eres libre, por eso flotas y aunque caigas, la caída no es tan gorda.
Tienes un botiquín completo, que apareció cuando arrancaste la maleza y regaste tu jardín eterno.
Así curas tus heridas, ejerces de médico y no tienes titulo, sino pozos dentro de ti de sabiduría.
Se perfila en ti la cuadratura, de las estrellas enajenadas por tu sonrisa.