Salpican las olas de mar, rebotando siempre en el mismo lugar.
Vienen y van deseosas de despertar al gigante, que con sus tentáculos llegará a esas islas con las que sueñas todas las noches y que por la mañana desaparecen, ya no están.
Pero en ti se queda impregnada la sal y el viento que sopla en tu oído, como una caracola de mar.
Te canta que todos los días, sale el sol, aunque llueva y granice, hay tanto amor.
Las olas aplauden tu valor, te mecen con su canción de cuna.
Brillan tus ojos, se estremece tu cuerpo y aparecen alas en tu espalda, en esta ensoñación.
Ese gigante despierto, vuela al grandioso sol.