Amor

Que te amo imperativamente, así es.

En un adagio contenido, fructificado en el tiempo, por semillas milenarias, con una espera paciente e integrada en todos los posos de mi ser.

En primavera es una época donde todos mis vasos dilatadores te buscan con desenfreno, te ven en cada brizna de césped nacer, en las flores más diminutas que valientes crecen por los huecos del asfalto, con la fuerza del corazón, buscando el agua y el sol.

Un prodigio de encuentro vaticinado como a la miel llegan las abejas y las nubes buscan formas preciosas por el cielo.

En parapente, libre vuelo por el cielo y caeré a tu tierra en el lugar y hora exacto, en un presente tan cercano como en un segundo una hormiga recoge un grano y firmemente lo lleva a su guarida.

Y entonces nos tornamos uno con el universo y nos amamos hasta el fin.

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