En la infinitud del cielo, todo comienza, se ensancha y se da.
Las sienes palpitan con fuerza y deseo de alcanzar sueños desperdigados, interiorizados, selectos en su unicidad y totalmente inherentes al tiempo.
Vuelas como si una paz infinita te inundará, poseido por el viento y al moverse tu pelo y cerrarse casi tus ojos, sonríes con la serenidad del bosque que hace conectar las raíces de los árboles.
Eres inconquistable, cuando te observas y ves que puedes flanquear tus miedos, deslizarte por los serpentines de tu corazón y tocar el cielo.
Se hacen realidad tus visiones, el polvo del camino se te pega y se entromete en la garganta , no te deja hablar y toses incoherencias pero el agua del río a tus pies te refresca y la ves correr, señalando tu destino.