Bosque encendido de luces intermitentes que refulgen en la noche de todas las noches.
Cuando entre ellas se vislumbra un camino dorado y entrecortado con todos los vericuetos que tiene tu preciada vida.
Creces infinitamente al respirar, el olor a pino y el frescor en tu cara te envuelve en un idílico bienestar.
Tus pisadas suenan fuertes en este otoño que se transforma en invierno y como el gusano vislumbras una preciosa mariposa entre la escarcha de las hojas, de este bosque tan tuyo, lleno de señales para caminar.