Sol que renaces fuerte y fiero alumbrando estancias grises, haciendo perder la melancolía por el sumidero.
Presentas tus rayos como espadas, que parten en cachitos las dudas lacerantes, las piernas pesadas y el invierno se ilumina.
Copos soleados de manta abrigan la vida, tras su frío una perla, un resplandor único que crece y late con las flores de la primavera.
Tierra abonada con contrastes, hielo y calor, donde el sendero se pierde hacia el cielo y las aves vuelan haciendo serigrafías perfectas.