Arriesgarse con una acción que nace de los vericuetos más estrechos que te conforman.
Donde la dicha de la vida envuelve esa revolución apasionada, que te recorre desde el principio al fin de un instante tan bello, como este que te sucede.
Si te involucras verás el sol, cuando la mañana despierta y los pajaritos resuenan fuera, sincronizando con el maremagnum de tu corazón.
Despiertas para volar y crecen tus alas cubriendo ese mundo interno, donde eres la perla preciosa, donde no hay disfraces.
Amas las arrugas que se han cristalizado y juegas aprendiendo de todo.