En el silencio he oido el eco de los hilvanes de tu corazón, que como un mágico sortilegio me invaden.
Me cuenta proezas de las raíces, que emergen para ver el sol, de los túneles estrechos y oscuros por los que a veces te pierdes, para encontrar la luz.
No debes quedarte a medio gas, si oyes a la tierra cantar y baña esta luna serena tu verdad.
La que te pone en pie, la que deja sin respiración a los miedos, por ser eterna, sin límites, omnipresente en todas las formas.
Abrázala, por encontrar los nudos que ahora se deshacen haciéndolo todo leve y suave.
Las estrellas se pegan a los hilvanes y hay tanta luz que todo lo sabes.