Pálpitos de luz, estrellas soñadas, que guían los pasos a lo incierto.
A lo imposible rescatado del jardín anhelado, como un jardinero fiel cuida su rosa.
Se vuelcan en un mortero para mezclar agua, vida y las raíces que llegan de los lugares mas remotos.
Increíble y bello lo que siente el caminante en su pecho, cuando cruza el umbral.
Un sueño cierto que va de la tierra al cielo, sólo con los pálpitos de un corazón encendido, por la luz de las estrellas que giran susurrantes.