Rutilantes estrellas cayendo en tu pecho, cantando al amor que te invade y envuelve.
Ante estos hechos, el corazón tamborilea, no sabe de música, pero suena con duende.
Flotan dentro de ti, flores en el lago que tienes y que ves cuando duermes.
Hay un hormigueo que te lleva en volandas, pues está encendido el fuego de la vida, ahora que sabes los diamantes que tienes.
Se abren tus cuevas que con tanta luz, no pueden con la negrura que las escondía.
Tus sombras desaparecen, te entregas y puedes.