En un mar de estrellas, la luna protagonista se divide en miles de ellas, convirtiéndose en olas que recorren los sueños.
Entonces no hay luna, solo brillantes estrellas haciendo corros.
Se despiertan los subterfugios que estaban escondidos en la niebla, provocando luces en la tierra.
En esta noche, el cielo compite con la tierra y los dos se aman y besan, como si fuera la última vez que lo hicieran.
Los sueños salen a escena provocando esta marea de fuegos, en esta noche eterna.