Impulsos que corren, latiendo al compas de estrellas fugaces.
Como culebrillas despiertan en tu caminar, nuevos sentidos antes escondidos.
Lanzándote al camino con la esperanza por bandera, zigzagueando para descubrir pistas, en todos los tropiezos.
No hay herida, cuando el alma vuela libre y lisonjera.
Aligerando peso de burdos pensamientos, poniendo los latidos primero, podemos volar sin alas y amar sin miedo.
Y aparecen huellas en el cielo.