Uniendo los caminos, jugando con el viento, rompiendo fronteras de pensamientos.
Disolviendo antiguos trozos que en la garganta se quedaron maltrechos y no dejaban hablar.
Cincelando el león que ruge dentro, con el que no pueden las serpientes que huyen en estampida , hacia el seco desierto.
Aprovechando lo aprendido, a pico y pala, a beso y fuego.
Caminas y te siguen unos cuervos, pero con la luz del día vuelan a otros bosques, se olvidan de ti o tú les olvidas a ellos.
Una fuerza te sostiene, con la verdad que te arde, en tu bosque, en tu cielo, quemando lo inútil, lo inconexo.
Un candil siempre en tu corazón bello.